Según la oficina del Censo de los Estados Unidos, los ciudadanos se mudan de un lugar a otro con un promedio de once a doce veces durante toda su vida. Hace poco, 28 millones de personas empacaron, se mudaron y desempacar bajo un nuevo techo.

Durante los 40 años de Israel en el desierto, la nube de la presencia de Dios guió a toda su gente a mudarse de un lugar a otro como anticipo de una nación. El relato es tan repetitivo que casi parece una comedia. La enorme familia empacar y desempacar una y otra vez; y no solo sus pertenencias sino que también su vaca, perro, oveja. Imagínense. Otra necesidad que ellos llevaban era el Tabernáculo, donde Dios se encontraba con Moisés (Éxodo 25:22).  El pueblo mostró su fidelidad al tener este templo con ellos a través de todo este viaje.

Muchas veces, el mudarse es necesario. En nuestros tiempos, ya sea porque la familia crece o mejoran las condiciones de vida, o bien porque hay que achicarse porque el dinero no alcanza. Decidimos mudarnos. Esto es una realidad en estos tiempos difíciles. 

Los cambios, aunque sean difíciles y dolorosos, nos ayudan a crecer, y son una nueva oportunidad de cambiar nuestros estilos de vida y renovarnos. Mejorar nuestras relaciones personales, a salir de la rutina y a abandonar antiguos e indeseables hábitos. Una mudanza del corazón nos permite deshacernos de lo que ya no nos sirve. La oportunidad de empezar de nuevo y de atreverse a ser diferente.

Si pones a Dios como tu guía, Él cuidará cada paso a dar en esta mudanza. 

“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.” (Deuteronomio 31:6)*

Las mudanzas del corazón pueden ser extremadamente estresantes. Pero un día, desde una ventana de la casa de nuestro Padre, veremos que Cristo Jesús nos acompañó y guió todo el camino para llegar a esta casa. Su casa. Nuestro hogar eterno.

REFLEXIÓN

Señor, quiero seguirte. Ayúdame a ir donde tu Amor me guíe hoy.

¿En qué te incomoda seguir a Dios? Deja tu formas de pensar y déjate ir en las alas de Dios. En esa comunión y por medio de tu comunicación con Él, recibirás fortaleza para que tu Fé en Él sea más fuerte y duradera. Confía en sus Palabras Sagradas. Es la guía de camino para llegar al Hogar con Él y vivir en paz.

¡Amén!

 

* Biblia versión Reina Valera 1960 (RVR1960)